Creatividad

Este es un ejercicio para trabajar la creatividad y la composición. Lo que le he pedido en esta ocasión al peque es que tome instantáneas de escenas construidas por él mismo.

¿Los actores? pues, casualmente, teníamos a mano a una pandilla con un caché no demasiado elevado. Sus juguetes 🙂

¿Las reglas del juego? No muchas. Básicamente, que deje que sus juguetes hagan lo que suelen hacer cuando no mira, al más puro estilo Toy Story. Eso sí, cámara en mano, para pillarlos in fraganti.

Quiero que dé rienda a su imaginación y les ponga a actuar.

¿Algún detalle técnico que trabajar? Claro. Le he pedido que piense algunas cosas antes de disparar:

  1. Imaginar la escena y los personajes.
  2. Situarlos en el escenario.
  3. Buscar el encuadre que más le guste.
  4. Importantísimo: eliminar todo lo que sobra de la imagen. Fuera esos calcetines que se ven en la esquina.
  5. Disparar, y si la imagen no le gusta, que busque cómo cambiarlo para que sí.

Os dejo con la vida secreta de los juguetes de David.

Ese escuadrón de valientes soldados, batallando:

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Pero también divirtiéndose:

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Echando una partidita:

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O pasando la tarde con amigos:

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Desafiando a La Fuerza:

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O sucumbiendo a ella:

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Este post ha costado. Desde la primera foto a la última ha pasado mucho tiempo. Prometemos que las próximas entradas no se harán esperar tanto 🙂

Observación: letras

Trabajemos el ojo de fotógrafo y la capacidad de observación. Hoy no vale con encontrar cosas interesantes. Hoy hay que observar el entorno, forzar la mirada, buscando algo muy concreto.

Le puse a David un ejercicio: encuentra letras donde no las hay. Quiero que escribas tu nombre con objetos que se asemejen a las letras correspondientes.

Las reglas, sencillas:

  • No está permitido capturar letras reales. Deben ser cualquier otra cosa que se asemeje o nos recuerde a una letra.
  • Nada de manipular el entorno para construir sus propias letras. Deben estar tal cual donde las encontremos.
  • Disfrutar haciendo fotos, como siempre.

Como soy consciente de que no es tarea fácil, permití que para completar el ejercicio se tomara su tiempo. Las capturas corresponden a varias salidas.

El resultado:

Ejercicio superado y con nota.

Perspectiva: arriba

En la última entrada vimos cómo entrenar el ojo haciéndonos mirar fuera del ángulo natural, buscando nuevos puntos de vista. En aquella ocasión nos forzábamos a mirar hacia abajo (Perspectiva: abajo). Hoy miraremos hacia arriba.

Dirigiremos nuestros ojos a las alturas, donde no solemos mirar, en busca de edificios, tejados, cielos, cualquier cosa que nos resulte interesante. La única regla es apuntar con la cámara hacia arriba.

Y esto es lo que se ha traído David a casa en su tarjeta:

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No está mal, ¿no?

Siguen siendo fotos de un pitufo de 10 años, con una cámara compacta, configurada en modo automático. Sin procesado.

Perspectiva: abajo

Cuando vamos paseando nuestros ojos se van de forma natural a los objetos que quedan a su misma altura. Si pensáis que los productos en los estantes del supermercado están colocados al azar estáis muy equivocados. A la altura de nuestros ojos, donde mejor los vemos, estarán los productos que quieren que te lleves a casa.

Pero un fotógrafo no puede conformarse con eso. Tiene que saber mirar hacia otros sitios. Descubrir cosas interesantes en otros ángulos.

Para las dos próximas entradas le he propuesto a David que se olvide de lo fácil y busque en sitios donde normalmente no prestamos atención: a ras de suelo y en las alturas. Vamos a intentar entrenar ese ojo de fotógrafo.

El objetivo hoy era mirar al suelo. La cámara debía apuntar hacia abajo siempre. Buscamos objetos, texturas, colores, cualquier cosa que nos llame la atención, y que si no la buscáramos pasaría probablemente desapercibida.

Y esta es la cosecha de hoy:

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Para la siguiente miraremos hacia arriba. No os la perdáis.

Color

Hoy era un buen día para empezar a jugar con el color. El otoño está en su pleno apogeo y nos ofrece una espectacular paleta de colores donde escoger.

El ejercicio que le he propuesto a David va dirigido a motivarle a prestar atención a su entorno, buscar, olfatear hasta dar con su foto.

Objetivo: tomar instantáneas en las que haya un claro color predominante. Puede haber más colores en el encuadre, claro, pero debe reconocerse claramente cuál es el color protagonista. Y no siempre será por el propio peso en píxeles de ese color. A veces un color es protagonista porque el sujeto lo es. En definitiva, que nuestro cerebro piense en ese color cuando vea la foto.

Dejaremos para una próxima entrega la introducción de un segundo color, jugando con los colores complementarios. Hoy vamos a mirar el mundo a través de un cristal de color. De uno solo.

El escenario: el parque de El Capricho, en Madrid, un sitio tan bello como desconocido por muchos. Visita obligada.

La cosecha, por colores:

El verde no supuso muchas dificultades:

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Pero el otoño nos brinda unos marrones espectaculares:

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Así como tonos rojizos y anaranjados:

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Amarillos:

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Pero también colores más propios de la primavera:

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Incluso grises y negros:

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Seguiremos entrenando el ojo de fotógrafo, y disfrutando de salidas juntos, cámara en mano. Y os lo enseñaremos.

Luz: El sol; contraluz

Después de algunos días trotando por la montaña nos apetecía un poco de relax. Así que nos fuimos a la playa a hacer un poquito de esa vida del lechón que tanto nos gusta (comer, dormir, y chapuzón cuando toca). Elegimos Salou, fundamentalmente por la relativa proximidad desde los Pirineos, donde nos encontrábamos.

Siempre que estoy por la costa del levante me gusta pegarme un madrugón un día para fotografiar el amanecer. Y esta vez además de mi cámara y mi trípode me llevé al pitufo, claro. La verdad es que podría haber dejado mi cámara en casa. Sus fotos son, de nuevo, mejores.

Estas sesiones habitualmente comienzan el día antes, con un poco de inspección del terreno, en busca de una localización interesante, con rocas, acantilados, puertos, … Hacer eso el día siguiente, sin luz, puede resultar en una decepción.

Durante la preparación también suelo hacer uso de la tecnología. Hay multitud de sitios web y aplicaciones que nos permiten saber por dónde saldrá el sol, y a qué hora, en una localización concreta. A mí me gusta Suncalc. De hecho, gracias a esta web me di cuenta de que no nos iba a resultar tan fácil como cruzar la calle para llegar a la playa y disparar.

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¡Sorpresa! Resulta que la zona donde nos encontrábamos no está orientada al este, sino al sur, y que el sol iba a salir al día siguiente a nuestras espaldas. Pero eso no nos iba a detener, ¿no? Total, La Pineda, al otro lado del Cabo de Salou, está a solo unos minutos en coche, y ahí sí disfrutaríamos de un sol emergiendo del agua como Dios manda.

Eso sí, el madrugón es de los buenos, porque según Suncalc, el sol asomaría a eso de las 6:35h, así que despertador a las 5:30h. [OJO SPOILER]: valió la pena.

Instrucciones para el peque: disfrutar, como de costumbre. Además de eso, jugar un poquito con la composición.

El sol tiene que ser el protagonista, pero si situamos en nuestra foto algún elemento que nos guíe el ojo hacia él, tenemos el éxito asegurado. ¿Qué tal un saliente de rocas apuntando como un dedo hacia el sol, y además soportando las olas rompiendo en primer plano?

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Aprovechando que la cámara dispone de zoom, acercamos un poco a nuestro amigo:

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Una vez que el sol ha emergido completamente podemos buscar otro tipo de imágenes. Y en esas condiciones, los contraluces suelen resultar espectaculares. Buscamos elementos interesantes con los que jugar y encontramos esto: Marca d’Aigua.

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Si, además, es capaz de incluir actividad humana en la foto, premio.

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Por cierto, sigue sin haber retoque en las fotos. Salieron así de la cámara (sólo he enderezado algún horizonte torcido; esa lección aún le cuesta asimilarla). La tonalidad de estas fotos se debe a que el pitufo descubrió que su cámara incluye un modo semiautomático para puestas de sol, que básicamente vira el balance de blancos a unos tonos más cálidos. Sin más. Esa misma foto, sin haber contado con ese modo, podría ser algo como esto:

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Y para acabar la sesión, nada mejor que mojarse los pies.

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¿Necesito recordar que todas las fotos están hechas por un pitufo de 10 años con una cámara básica? No, ¿verdad?

Paisaje y naturaleza

Las vacaciones son un momento fantástico para retomar esas aficiones para las que no hemos conseguido sacar tiempo durante el resto del año. Y aún más si hablamos de fotografía. Probablemente visitemos lugares nuevos e interesantes donde podremos sacar nuestra cámara a pasear.

Nosotros dividimos nuestras vacaciones en dos: nos apetecía disfrutar de playa y montaña. Os enseñaremos nuestras fotos de playa en una nueva entrega. Para la montaña elegimos los Pirineos catalanes, concretamente los Valles de Aneu, en Lleida, desde donde teníamos a tiro de piedra parajes impresionantes como el Parque Nacional de Aigüestortes, o el bosque de Gerdar.

A David le dí pocas indicaciones, salvo remitirle a la primera entrada de este blog, que será de obligado cumplimiento en todas las sucesivas: A disfrutar.

Bueno, también le pedí que intentara pensar en la composición con las pocas armas que le he ido dando hasta ahora: llenar el encuadre, o la regla de los tercios.

Y le doté de otra arma poderosa: seguir, o crear caminos visuales. Intentar encontrar líneas, caminos, cauces de agua, cualquier cosa que ayude al ojo a no perderse en la imagen, y le dé una ruta a través de la cual leerla de forma ordenada.

Esto que parece tan difícil, en realidad se entiende mucho mejor con algunos ejemplos:

El inicio del camino hacia la montaña.

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Por supuesto, las fotos no van a venir a nuestro sofá solitas. Hay que currárselo y andar a buscarlas 🙂

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Puede ser un camino, pero también un curso de agua: un río que cruza toda la imagen hasta pasar bajo un precioso puente de piedra.

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O ir mostrándonos otros puntos de interés a lo largo de su curso, como una preciosidad de iglesia románica con su pequeño cementerio anexo (Sant Joan d’Isil).

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El protagonista indiscutible de toda la zona es el agua. Encontramos espectaculares cascadas, como La Ratera, o Gerber. Imposible plasmar estas maravillas en simples fotos. No dejéis de visitarlas.

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Y cuando estéis allí, acercaos. Llenad el encuadre.

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Un poco más. Dejad que os moje.

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Al final del camino siempre hay recompensas. Los Pirineos nos regalan imágenes espectaculares.

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Pero también muy íntimas, si sabemos buscarlas:

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No hace falta que os recuerde que todas estas fotos han sido captadas por un pitufo de 10 años, con una cámara básica, configurada en modo automático, aunque ya empieza a atreverse con los modos semiautomáticos que trae la suya, utilizando por ejemplo el modo paisaje. Los modos semiautomáticos no hacen magia, tranquilos. Básicamente juegan con temperatura de color, velocidades de obturación, o profundidad de campo, de modo que la cámara decide los parámetros más adecuados para un retrato, o un paisaje, por ejemplo.

Lo que sí creo que es importante recordar es que no hay edición posterior de las imágenes. Todas han salido así de la cámara. Los peques son capaces de hacer estas fotos, claro que sí. Sólo hay que ponerles la cámara en las manos.

Esperad, si no, a ver los amaneceres en la playa. Próximamente…

Composición: Regla de los tercios

Domingo por la mañana. Solecito después de unos días de mucho frío. No hacían falta muchas excusas para acercarnos al parque de El Retiro, en Madrid. Con la cámara en la mochila, claro.

La tarea para hoy: introducir un nuevo concepto relativo a la composición (la regla de los tercios).

La teoría es sencilla: por alguna razón, hay fotografías que a nuestro cerebro le parecen más agradables que otras. Y muchas veces esto es debido simplemente a dónde ubiquemos a nuestro sujeto.

Supongamos que trazamos sobre nuestra imagen dos líneas horizontales y otras dos verticales. Esto divide la misma en tercios, tanto en horizontal como en vertical. Pues bien, está ampliamente aceptado que nos parece más armoniosa una foto en la que el sujeto principal está desplazado del centro, justo sobre una de esas líneas.

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Pero como este blog está orientado a los peques, vamos a dejarnos de rollos y olvidemos la escuadra y el cartabón, que no es plan. Es mucho más sencillo que todo eso.

¿Que vamos a capturar un amanecer en la playa? Subimos o bajamos un poco el horizonte, depende de si queremos darle más importancia al mar, o al cielo. Pero no lo dejamos en el centro.

¿Que queremos fotografiar un árbol, una persona, una flor? La desplazamos hacia un lado. Hacia cuál de ellos será motivo de otra entrada futura. No corramos tanto.

Con esas indicaciones, vuestros peques tienen más que de sobra para jugar con la regla de los tercios. ¿Que no me creéis? Pues mirad lo que se ha traído David hoy en la tarjeta:

Esta es la primera foto que ha hecho nada más entrar en el parque. Yo pensaba que su intención era fotografiar la piedra blanca en el estanque, pero él ya estaba viendo el reflejo de la gente y los edificios en el agua.

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Un poco desenfocada, vale. Pero aún no le he enseñado a jugar con el enfoque manual en la compacta. Culpemos a la cámara, o a la paloma, de momento 🙂 Los tercios, clavaos:

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Esta me gusta mucho. Ha escogido sujeto y lo ha situado en una intersección muy potente.

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Apreciando el arte callejero:

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Captando la actividad humana:

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Y la divina 🙂

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A mi me tiene alucinado. Seguiremos jugando con la cámara, sin duda.

Composición: Llenar el encuadre

Hoy vamos a comenzar a jugar con algunos conceptos técnicos. Que no se asuste nadie, que no tiene nada que ver con el triángulo de la exposición, ni el derecheo del histograma. Es mucho más sencillo.

Básicamente, me interesa que el peque piense un poco antes de disparar. Que trabaje la composición. En las próximas salidas le iré hablando de alguna técnica compositiva para que las vaya interiorizando poco a poco.

Y para empezar, creo que el mejor consejo que puedo darle es el clásico «Fill the frame». Llena el encuadre. En todas nuestras fotos hay un sujeto principal. Eso que nos llamó la atención y que queremos capturar en una foto. Pues vamos a darle el protagonismo que se merece. No vamos a dejar que nadie se despiste y lo pase por alto. Eliminaremos de nuestra foto todo aquello que le pueda robar nuestra atención, y para ello, nada mejor que acercarnos. Más. Un poco más. Hasta que nuestro sujeto ocupe todo nuestro encuadre.

Fijaos en los siguientes esquemas. En el primero no tenemos claro cuál es nuestro sujeto. En el segundo no hay duda, ¿no?

Eso es justo lo que me interesaba hoy. Que quede claro quién es el prota.

Pues ale, a elegir un sujeto y a aislarlo del resto, haciendo que llene nuestra foto.

Nosotros nos hemos dado un paseo por la Laguna del Campillo, en Rivas Vaciamadrid, a escasos 15 Km de Madrid. La verdad es que era un reto complicado hacer fotos de detalles en un paraje así, cuando lo que te pide el cuerpo es capturar la laguna, los cortados circundantes, o los patos y cigüeñas que pueblan el humedal. Pero aún así David se lo ha currado, y se ha traído algunas imágenes muy interesantes.

Aquí os dejamos unas pocas. A ver si os gustan.

Primera lección: a disfrutar

Cuando David y yo madrugamos un sábado para acercarnos a Aranjuez a intentar captar los colores del otoño (impresionante sitio, por cierto), aún no me había planteado este blog. Ni siquiera la idea de ir enseñándole a disfrutar de la fotografía. Pero sin darnos cuenta, al final de la mañana había salido sola la única lección que considero imprescindible. Muy por encima de cualquier cuestión técnica que pudiera mostrarle: lo pasamos en grande.

Así que, primera lección: a disfrutar. Sin más. Coged vuestras cámaras, poned la suya en modo automático, y salid a pasarlo bien. Perseguid ardillas, dejadles que capturen lo que más les llame la atención, buscad fuentes, hojas, colores interesantes, ¡qué más da!

Por mi parte, me di cuenta de la capacidad de los peques para observar e imitar. No había pasado media hora y ya estábamos los dos tirados por los suelos en busca de nuestra mejor toma.

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Autor: Juan Manuel Rogado. CC-BY-SA-4.0

Resultado final de nuestra escapada: una mañana más que agradable, pasando tiempo juntos, y una buena colección de imágenes en las tarjetas de ambos.

Y cuando abrí las suyas en el ordenador, la grata sorpresa de ver algunas que ya me hubiera gustado capturar a mí.

A este chiquillo ni se le pasa por la cabeza que se pueda guiar los ojos del espectador a través de una fotografía mediante lineas sinuosas. Y sin embargo, se destapó con esto:

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Y aún siguió rodeando el estanque hasta dar con una composición que le gustara. Con motivos en primer plano incluidos.

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Perseguimos a nuestra ardilla, pero por supuesto, corría más que nosotros, y no se dejaba capturar fácil. Pero vaya si lo intentamos.

Se atrevió incluso a jugar con la luz del sol atravesando las hojas.

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Al final le pregunté cuál era su favorita, y eligió esta. Y estoy de acuerdo con él.

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En toda la entrada sólo hay dos fotos que no tomó David, y son, lógicamente, las dos en las que sale él mismo. Esas las tomé yo sin que se diera ni cuenta. Estaba concentradísimo buscando su foto. Creo que ilustran perfectamente el espíritu que quiero que presida este blog.

Lo que me queda claro es que no tenemos mucho que enseñar a nuestros peques en cuanto a capacidad de observación y creatividad. Lo traen de serie. Así que me limitaré a seguir proponiéndole salidas juntos, y en cada una de ellas iré introduciendo algún concepto técnico sencillo. Creo que la próxima vez jugaremos con la composición.

Y mostraremos aquí los resultados.