Luz: El sol; contraluz

Después de algunos días trotando por la montaña nos apetecía un poco de relax. Así que nos fuimos a la playa a hacer un poquito de esa vida del lechón que tanto nos gusta (comer, dormir, y chapuzón cuando toca). Elegimos Salou, fundamentalmente por la relativa proximidad desde los Pirineos, donde nos encontrábamos.

Siempre que estoy por la costa del levante me gusta pegarme un madrugón un día para fotografiar el amanecer. Y esta vez además de mi cámara y mi trípode me llevé al pitufo, claro. La verdad es que podría haber dejado mi cámara en casa. Sus fotos son, de nuevo, mejores.

Estas sesiones habitualmente comienzan el día antes, con un poco de inspección del terreno, en busca de una localización interesante, con rocas, acantilados, puertos, … Hacer eso el día siguiente, sin luz, puede resultar en una decepción.

Durante la preparación también suelo hacer uso de la tecnología. Hay multitud de sitios web y aplicaciones que nos permiten saber por dónde saldrá el sol, y a qué hora, en una localización concreta. A mí me gusta Suncalc. De hecho, gracias a esta web me di cuenta de que no nos iba a resultar tan fácil como cruzar la calle para llegar a la playa y disparar.

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¡Sorpresa! Resulta que la zona donde nos encontrábamos no está orientada al este, sino al sur, y que el sol iba a salir al día siguiente a nuestras espaldas. Pero eso no nos iba a detener, ¿no? Total, La Pineda, al otro lado del Cabo de Salou, está a solo unos minutos en coche, y ahí sí disfrutaríamos de un sol emergiendo del agua como Dios manda.

Eso sí, el madrugón es de los buenos, porque según Suncalc, el sol asomaría a eso de las 6:35h, así que despertador a las 5:30h. [OJO SPOILER]: valió la pena.

Instrucciones para el peque: disfrutar, como de costumbre. Además de eso, jugar un poquito con la composición.

El sol tiene que ser el protagonista, pero si situamos en nuestra foto algún elemento que nos guíe el ojo hacia él, tenemos el éxito asegurado. ¿Qué tal un saliente de rocas apuntando como un dedo hacia el sol, y además soportando las olas rompiendo en primer plano?

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Aprovechando que la cámara dispone de zoom, acercamos un poco a nuestro amigo:

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Una vez que el sol ha emergido completamente podemos buscar otro tipo de imágenes. Y en esas condiciones, los contraluces suelen resultar espectaculares. Buscamos elementos interesantes con los que jugar y encontramos esto: Marca d’Aigua.

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Si, además, es capaz de incluir actividad humana en la foto, premio.

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Por cierto, sigue sin haber retoque en las fotos. Salieron así de la cámara (sólo he enderezado algún horizonte torcido; esa lección aún le cuesta asimilarla). La tonalidad de estas fotos se debe a que el pitufo descubrió que su cámara incluye un modo semiautomático para puestas de sol, que básicamente vira el balance de blancos a unos tonos más cálidos. Sin más. Esa misma foto, sin haber contado con ese modo, podría ser algo como esto:

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Y para acabar la sesión, nada mejor que mojarse los pies.

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¿Necesito recordar que todas las fotos están hechas por un pitufo de 10 años con una cámara básica? No, ¿verdad?

Paisaje y naturaleza

Las vacaciones son un momento fantástico para retomar esas aficiones para las que no hemos conseguido sacar tiempo durante el resto del año. Y aún más si hablamos de fotografía. Probablemente visitemos lugares nuevos e interesantes donde podremos sacar nuestra cámara a pasear.

Nosotros dividimos nuestras vacaciones en dos: nos apetecía disfrutar de playa y montaña. Os enseñaremos nuestras fotos de playa en una nueva entrega. Para la montaña elegimos los Pirineos catalanes, concretamente los Valles de Aneu, en Lleida, desde donde teníamos a tiro de piedra parajes impresionantes como el Parque Nacional de Aigüestortes, o el bosque de Gerdar.

A David le dí pocas indicaciones, salvo remitirle a la primera entrada de este blog, que será de obligado cumplimiento en todas las sucesivas: A disfrutar.

Bueno, también le pedí que intentara pensar en la composición con las pocas armas que le he ido dando hasta ahora: llenar el encuadre, o la regla de los tercios.

Y le doté de otra arma poderosa: seguir, o crear caminos visuales. Intentar encontrar líneas, caminos, cauces de agua, cualquier cosa que ayude al ojo a no perderse en la imagen, y le dé una ruta a través de la cual leerla de forma ordenada.

Esto que parece tan difícil, en realidad se entiende mucho mejor con algunos ejemplos:

El inicio del camino hacia la montaña.

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Por supuesto, las fotos no van a venir a nuestro sofá solitas. Hay que currárselo y andar a buscarlas 🙂

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Puede ser un camino, pero también un curso de agua: un río que cruza toda la imagen hasta pasar bajo un precioso puente de piedra.

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O ir mostrándonos otros puntos de interés a lo largo de su curso, como una preciosidad de iglesia románica con su pequeño cementerio anexo (Sant Joan d’Isil).

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El protagonista indiscutible de toda la zona es el agua. Encontramos espectaculares cascadas, como La Ratera, o Gerber. Imposible plasmar estas maravillas en simples fotos. No dejéis de visitarlas.

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Y cuando estéis allí, acercaos. Llenad el encuadre.

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Un poco más. Dejad que os moje.

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Al final del camino siempre hay recompensas. Los Pirineos nos regalan imágenes espectaculares.

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Pero también muy íntimas, si sabemos buscarlas:

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No hace falta que os recuerde que todas estas fotos han sido captadas por un pitufo de 10 años, con una cámara básica, configurada en modo automático, aunque ya empieza a atreverse con los modos semiautomáticos que trae la suya, utilizando por ejemplo el modo paisaje. Los modos semiautomáticos no hacen magia, tranquilos. Básicamente juegan con temperatura de color, velocidades de obturación, o profundidad de campo, de modo que la cámara decide los parámetros más adecuados para un retrato, o un paisaje, por ejemplo.

Lo que sí creo que es importante recordar es que no hay edición posterior de las imágenes. Todas han salido así de la cámara. Los peques son capaces de hacer estas fotos, claro que sí. Sólo hay que ponerles la cámara en las manos.

Esperad, si no, a ver los amaneceres en la playa. Próximamente…